Visita el cabo Finisterre, el fin del mundo
Puede que ya no lo sea, pero durante siglos se tuvo la creencia de que el cabo Finisterre era el ‘fin del mundo conocido’. De hecho, fueron los romanos quienes lo bautizaron a partir de esta idea, ya que Finisterre proviene del latín finis terrae, es decir, ‘fin de la Tierra’.
También se tenía la certeza de que este era el punto más occidental de Europa. Sin embargo, esto tampoco era cierto, dado que el cabo da Roca, en Portugal, está 16,5 kilómetros más al oeste. Incluso el cabo Touriñán, también en territorio español, se encuentra más al oeste, lo que lo convierte en el punto más occidental de España.
Si es así, ¿qué es cierto sobre el cabo Finisterre? Podríamos comenzar porque se trata de un lugar mágico, cuyos atardeceres son de tal belleza y magnificencia que el general Décimo Junio Bruto no quiso volver a Roma sin antes presenciar como el Sol se hundía en el mar del ‘fin del mundo’. Conoce más sobre este paraje en la hermosa Galicia.
Más detalles sobre el cabo Finisterre
Si decides seguir el ejemplo del general y político romano, debes saber que el cabo Finisterre es una península que se adentra tres kilómetros en el Océano Atlántico, en la región costera conocida como Costa de la Muerte o Costa da Morte, en gallego.
Una vez que llegas y te adentras en esta lengua de tierra, todo lo que verás será la inmensidad del mar. No importa si miras al frente, volteas a la derecha o a la izquierda, estarás rodeado por el océano. Por fortuna, no se trata de ese mar de las Tinieblas del que se hablaba durante el Medioevo.
¿Qué ver en el cabo?
Aunque el punto culminante del cabo es el faro, hay otros imperdibles. Entre ellos, la iglesia de Nuestra Señora de las Arenas o Nosa Señora das Areas, en gallego. Este templo católico es el hogar del Santo Cristo de Finisterre, también llamado, Santo da Barba Dourada, una famosa escultura que encierra una gran historia.
La leyenda cuenta que la escultura fue realizada por Nicodemo, un fariseo rico, miembro del Sanedrín y testigo de la Pasión de Jesús. Y que esta viajaba en un barco, se desconoce si holandés o inglés, que al pasar por el cabo Finisterre se vio inmerso en una tempestad que estuvo a punto de hundirlo.
En un intento de alivianar el peso, los tripulantes lanzaron varios objetos al mar. Uno de ellos fue el Santo da Barba Dourada, y cuando este tocó las aguas, la tormenta se detuvo, lo que se interpretó como que deseaba que este se convirtiera en su hogar. Tiempo después arribaría a una de las playas del cabo. Aunque también existen otras versiones que narran la llegada de este talle.
Este no es el único lugar rodeado de misticismo en la península. También están las ruinas de la Ermida de San Guillerme que, aunque pasan desapercibidas para muchos, hay quienes las visitan con la esperanza de que les ayude a concebir un hijo.
Así mismo, durante tu visita no puedes perder la oportunidad de pasar por el Castillo de San Carlos, actual sede del Museo de la Pesca, y admirar la hermosa, pero salvaje Praia de Mar de Fora.
El imponente faro de Finisterre
En el ‘fin del mundo’ se erige un faro cuya historia se remonta a 1853. Y, a pesar de que su torre solo mide 17 metros, gracias a que se encuentra a 143 metros sobre el nivel del mar, puede alcanzar 30 millas náuticas, un aproximado de 65 000 metros.
Imponente y rodeado de misticismo, este faro ha sido testigo de innumerables naufragios. El más trágico hasta la fecha ocurrió en 1870, un hundimiento en el que casi 500 personas perdieron la vida.
El fin del mundo y del Camino de Santiago
Además de ser considerado el ‘fin del mundo conocido’, el cabo de Finisterre es el kilómetro cero del Camino de Santiago. Para muchos peregrinos, la travesía termina en la señal dispuesta en esta península y en la que realizan un ritual que consiste consiste en quemar sus ropas y calzado, arrojar las cenizas al mar y darse un baño al atardecer.
Cabo Finisterre, un lugar lleno de misticismo
No importa la razón para visitar el cabo Finisterre, sea curiosidad o la última parada de tu viaje de peregrinación, es un hecho que no quedarás indiferente a su belleza salvaje y la magia que se respira en sus tres kilómetros de extensión. ¿Estás listo para hacerlo tu próximo destino? De seguro que sí.