Cuatro mujeres ucranianas encuentran refugio en Apartamentos Las Catedrales

Un refugio puede ser cualquier lugar, incluso un piso turístico a kilómetros de tu hogar. Esto es lo que les ocurrió a cuatro mujeres ucranianas que huyendo de los horrores de la guerra, llegaron a Apartamentos Las Catedrales.

El empresario salmantino Rubén Zaballos es conocido, entre otras cosas, por ser el propietario de pisos dedicados al turismo en los municipios de Foz y Xove. Dada su amistad con una de las desplazadas, Marina, cedió algunos de sus pisos de modo que les sirvieran de hogar temporal, en un intento de aportar un granito a los refugiados.

Así fue como comenzó todo, y como una de estas mujeres Kateryna, quién llegó junto a su madre y su gato Max, decidió compartir su historia.

El inicio del horror

Kateryna vivía con su esposo y su madre en Járkov, la segunda ciudad más poblada del país, ubicada a unos escasos kilómetros de la frontera con Rusia. Narra que la huida empezó el primer día de la invasión, cuando fueron despertados por el sonido de las bombas.

Describe como la casa parecía moverse, con los vidrios de las ventanas temblando al ritmo del estruendo.

“Mi marido y yo cogimos nuestras cosas, a sus padres, mi gato y mi perro, y en coche salimos de la ciudad. Mi madre no tenía coche y entonces buscó un lugar donde esconderse durante un tiempo. Salimos huyendo sin tener mucha idea adónde ir, pero que fuese lo más lejos posible de la región” relató Kateryna.

La historia de Kateryna es una muestra de cómo la guerra lo destruye todo; tu casa, tu estabilidad, pero aún más importante tu familia.

Despedidas…

Después de la huida, Kateryna llegó junto a sus suegros a Praga, ciudad en la que fueron recibidos por un hermano de su esposo. Estuvo unos días allí, pero su principal preocupación era cómo sacar a su madre de Járkov.

Después de hablar con contactos y amigos, buscando la mejor forma de sacar a su madre del país, la madre de Kateryna tomó un tren que la llevó desde Járkov a Lviv, ciudad fronteriza con Polonia.

Se dice fácil, ya que la madre de Kateryna apenas abordó el tren dada la cantidad de personas y una vez en él, el viaje fue de alrededor de 22 horas, recorriendo todo el país. Una vez en Lviv, tomó un bus hacia Polonia y otro hasta Praga, donde se reencontraría con su hija.

Aunque Kateryna se reencontró con su madre, no ocurriría lo mismo con su esposo, quien se quedó en una zona al oeste de Ucrania.

La esperanza es lo último que se pierde

¿Y cómo llegaron Kateryna y su madre a Foz? Kateryna es una gran amiga de Marina, ella conocía su situación y a Rubén Zaballos, quién les ofreció alojamiento en los apartamentos turísticos Las Catedrales. Así, llegaron Marina, Kateryna, su madre y otra amiga a Foz, dónde fueron recibidas con los brazos abiertos ante tan atroces circunstancias.

Kateryna cuenta como mantiene comunicación con las personas que tuvieron que quedarse en Ucrania, familiares y amigos, y destaca cómo estos sobreviven a partir de la colaboración mutua. También explica que es optimista a pesar de las adversidades.

“Para mí lo mejor es creer que será rápido, en un mes o dos como máximo”.

También está convencida de que Rusia no saldrá victoriosa de la invasión.

“Nunca ganará la guerra. En un mundo lógico, normal, no es posible que Rusia consiga la victoria, porque sería la victoria del terrorismo. Y eso no va a pasar. Sería un fracaso para toda la humanidad.”