Los molinos de Castroverde, una joya de la Galicia rural
Castroverde es un municipio del interior de la provincia de Lugo. En su amplia extensión se pueden contar más de 30 parroquias diferentes, por ello la excursión desde Foz hasta Castroverde puede ser de lo más entretenida, más aún si una vez allí nos dedicamos a descubrir algunas de esas parroquias, que guardan tesoros de la vida de antaño, entre ellos magníficos molinos.
La abundancia de molinos en Castroverde
Los molinos movidos por el agua de ríos y arroyos no son nada extraños a lo largo y ancho de las tierras de Galicia. Sin embargo, en pocos lugares hay semejante proliferación de estos ingenios como en el municipio lucense de Castroverde, donde se cuentan por decenas.
Y no solo eso, sino que las autoridades locales y los vecinos se han empeñado en recuperar muchos de ellos, para mostrar con orgullo una parte de su historia y de sus tradiciones. En definitiva, que conocer los molinos de Castroverde es un magnífico motivo para viajar hasta estos enclaves del Lugo más rural.
Cómo llegar hasta Castroverde desde Foz
Vuestro lugar de vacaciones en Foz, situado a orillas del Cantábrico se encuentra a más o menos una hora y cuarto de distancia de Castroverde. Y sin embargo, el contraste entre estos dos lugares no puede ser mayor. Ese es uno de los atractivos para preparar esta excursión al interior de Lugo.
El camino, si lo miramos sobre un mapa, es más o menos recto, y se prolonga durante unos 80 kilómetros. Pero a lo largo de esa recta imaginaria hemos de circular por diversas carreteras. Para empezar la N-642, que desde Foz nos llevará hasta el extremo superior de la ría. Y allí hemos de cambiar de carretera nacional, a la N-634 hasta la localidad de Lorenzana.
Una vez en Lorenzana, nos desviamos hacia la LU-132 y luego la LU-122. Se trata de un atajo que directamente nos lleva a Fonmiñá. A partir de aquí hay que estar muy atento a las carreteras locales, ya que desde esta población se suceden los cruces. Primero en la N-640 y luego en la vía CP-16-11. Puede parecer lioso, pero en realidad es una inmersión en la Galicia rural de lo más interesante.
Por fin en Castroverde
Como decimos, el camino para llegar hasta aquí ya tiene su propio atractivo, pero una vez en Castroverde se puede estar seguro que ha merecido la pena el desplazamiento.
En primer lugar porque la población tiene su propio interés como enclave histórico y artístico. Allí se yergue una potente torre que perteneció a un importante castillo levantado en el siglo XV. Como buena fortaleza se levantaba en lo más alto de la población, un lugar con vistas privilegiadas que en realidad ya era habitado desde antiguo, como acreditan los restos arqueológicos encontrados.
Además de eso, también hay que conocer la iglesia barroca de San Juan de Barredo o la parroquial de Vilabade que fusiona el arte gótico del siglo XV con reformas ya hechas en tiempos posteriores del Renacimiento.
El conjunto de los molinos de Castroverde
Pero como decíamos al principio, uno de los reclamos para hacer una excursión desde Foz a Castroverde es descubrir sus numerosos molinos. Molinos distribuidos por los diferentes cursos de agua de este término municipal, ya que la fuerza del agua es lo que movía incesantemente sus muelas.
Estos molinos han pasado un largo periodo de abandono, dada su escasa rentabilidad y los modernos procesos de producción de la harina. Sin embargo, desde hace unos años el pueblo de Castroverde se embarcó en el proyecto de recuperarlos. No para que de nuevo molieran, pero sí para que se pudieran visitar y se recuperaran estos inmuebles históricos.
Un empeño que se va desarrollando poco a poco, con algunos de los molinos ya recuperados y abiertos al público. Algo que es muy de admirar y que cualquiera puede colaborar con este empeño. Basta con el simple hecho de visitar Castroverde y reconocer esta riqueza etnológica tan valiosa. ¡Esperamos que tú también lo hagas!
Fotografía principal: Riciños / Wikimedia Commons