
La gastronomía gallega es una atracción por sí sola. Por ello, si visitas alguno de los maravillosos destinos que esta tierra tiene para ofrecer, no puedes perderte ninguna de sus delicias. Con esto también nos referimos a los postres típicos…
Los platos típicos gallegos van más allá de sus famosas mariscadas. Imprescindibles, por otra parte, durante un viaje a la Mariña Lucense, las Rías Baixas o cualquier otro rincón de nuestro litoral. Pero hay más, ya que la gastronomía gallega es extraordinariamente rica gracias a los productos del mar, el ganado y la huerta. Así que sigue leyendo y déjate sorprender.
En parte, la riqueza gastronómica de Galicia también se debe al clima. Hay recetas muy refrescantes para los días de calor. Pero igualmente, se pueden soportar los fríos y humedades invernales gracias a unos platos gallegos muy contundentes, de gran aporte calórico, y capaces de templar el cuerpo. De alguno de ellos te hablamos a continuación:
El caldo gallego es el plato invernal por antonomasia. Un potaje donde se unen la grasa de cerdo y el chorizo para darle un sabor especial a las patatas, los grelos y las habas. El día que más frío haga del invierno, ese día el caldo será el plato más comido en todos los hogares gallegos y en multitud de restaurantes. Allí te lo servirán en tazón de barro y acompañado de pan.
Ya hemos nombrado los grelos, que en otras zonas del país se conocen como berzas. Esta es la verdura invernal típica y aparece en muchos platos gallegos de la época. Entre ellos el sabroso lacón con grelos. Es cierto que también entra muy bien en verano, ya que el fruto de la combinación de esos dos ingredientes siempre es soberbio. Pero si se sirven bien calientes, templan a cualquiera.
Lo mismo podemos decir de los callos, uno de los platos gallegos que hasta los más remilgados deben probar una vez en la vida. Aquí van los ingredientes: pata de vaca, tripas del mismo animal, chorizo y garbanzos, con el toque apropiado de picante. Con eso, da igual si llueve o nieva fuera, la sensación de calor está garantizada.
Todo lo que uno se piense comer del cerdo puede incluirse en el cocido gallego. Es decir, la costilla, pero también el lacón, la oreja, el tocino o los chorizos. Y si hace falta se le añade algo de vaca o de pollo. Con eso el sabor del plato está garantizado. Pero todavía hay que sumarle las alubias o los garbanzos, y la verdura que puede ser repollo o grelos. ¡Uno de los platos gallegos más caseros e impresionantes!
El botelo es uno de los embutidos más tradicionales de Galicia. Se trata de rellenar el estómago del cerdo con varias carnes del mismo, sobre todo de las costillas, tanto embutidas como maceradas. Mientras que la cachucha es la cabeza del cerdo curada y ahumada, y es uno de los platos típicos gallegos más habituales durante el periodo de carnavales.
No todo es carne en los platos típicos gallegos de invierno. También se toma pescado, y entre ellos uno que es la gran estrella de la gastronomía gallega. Hablamos de la lamprea. Un pez muy peculiar que posee un sabor exquisito, aunque para lograrlo debe limpiarse y elaborarse con mucho mimo. Pero merece la pena una vez que nos lo comemos, servido en su pertinente cazuela.
Cualquiera de estos platos típicos gallegos requiere de una tranquila y reposada digestión. Un proceso en el que también puede intervenir alguno de los famosos licores locales. El más clásico es el orujo blanco. Pero también es muy famoso y codiciado el licor de hierbas.
No obstante, si alguien quiere calentarse, hacer buena digestión y de paso practicar un conjuro para volver lo antes posible a Galicia, entonces lo suyo es que disfrute de una queimada. ¡Buen provecho!