Cornamusas y gaitas, parte de la esencia gallega
Las gaitas gallegas son uno de los máximos emblemas culturales de esta comunidad autónoma. Si durante vuestras vacaciones en Foz acudís a algún pueblo en fiestas patronales o algún festival de alimentos tradicionales, es más que posible que escuchéis el sonido perfectamente reconocible de este instrumento musical. Así que, para que disfrutéis de esa música y sepáis algo más sobre las gaitas, aquí os vamos a contar unas cuantas cosas interesantes.
Las gaitas son cornamusas
Os habréis fijado que en el título aparece la hermosa palabra “cornamusa”. Pues bien, desde hace siglos, las cornamusas son instrumentos de viento y, digamos, es el nombre más internacional de la familia de las gaitas. Porque hay que decir que las gaitas son un tipo de instrumento que no solo vamos a encontrar en Galicia, también está por diferentes territorios de España, Europa e incluso Asia.
En cada sitio tiene sus propias particularidades. Pero lo que es verdad es que las gaitas y las cornamusas siempre son instrumentos propios del folclore local. Y se han usado tanto para animar fiestas, como para dar solemnidad a ciertos momentos e incluso para arengar a las tropas en épocas de lucha y conflicto.
Las gaitas no son flautas
Instrumentos de viento hay muchos. Desde las trompetas o los saxofones hasta las flautas u oboes. Pues bien, en todos esos que hemos nombrado, el sonido es fruto directo del soplido que hace el músico sobre la lengüeta del instrumento. Por lo tanto ese aire no es continuo, solo existe al soplar. Por eso decimos que las gaitas no son flautas.
El circuito del aire en la gaita gallega es otro. Es cierto que el músico sopla, pero no para que haya sonido, sino para llenar de aire un odre llamado fol. Es decir, esa especie de bolsa que vemos bajo el brazo de los gaiteros es el contenedor del aire que activa el sonido del instrumento. Así, el flujo de aire es continuo, ya que el gaitero lo presiona de forma permanente haciendo fuerza entre su costado y el brazo.
Partes de las gaitas gallegas
Ya os hemos hablado del fol o fuelle, que es el depósito del aire. Pero las gaitas gallegas tienen más elementos. Para empezar existe el soplete, que es el tubo con el que se llena de aire ese fol. Y por él, de vez en cuando, sopla el gaitero, para que no se acabe ni el aire ni la música.
Y luego vemos varios tubos de madera que parten del propio fuelle. De su punta surge el puntero. Es un tubo con diversos agujeros que son los que tapa o destapa el músico para cambiar las notas musicales. Que por cierto, en las gaitas gallegas pueden ser hasta 9.
El resto de tubos son el roncón, la ronqueta y el ronquillo. Por todos sale aire de forma continua y en una nota constante, el complemento de los sonidos del puntero. Para que os hagáis idea de cómo la música de las gaitas gallegas se ha ido haciendo cada vez más compleja, basta con que sepáis que originalmente solo tenían el roncón. Sin embargo, con el tiempo se fueron incorporando las nuevas posibilidades tonales del ronquillo y la ronqueta.
Los adornos de las gaitas gallegas
Este instrumento no solo es muy agradable de escuchar. También suelen ser muy bonitos de ver, sobre todo las gaitas más tradicionales. En ellas, los elementos de madera, habitualmente de boj, aunque también de granadillo y palosanto, aparecen con grabados. Mientras, también los fuelles cuenta con tejidos adornados.
Una curiosidad sobre la gaita
En muchas ocasiones se han querido originar las gaitas en la cultura celta. Pero eso es más fruto de la invención que de otra cosa. Es cierto que hay gaitas también en tierras escocesas o británicas. Pero igualmente las hay en Aragón o Asia. Y los historiadores piensan que las cornamusas originales se darían en tiempos del Imperio romano.
No obstante, está claro que, como siempre ocurre en Galicia, todo tiene un aura de misterio y esos vínculos con lo celta son una creencia popular. Al fin y al cabo no deja de ser un atractivo más de esta música.
Por cierto, si pasáis unas vacaciones en Foz en agosto, aprovechad para hacer una excursión hasta Ortigueira, en la provincia de A Coruña. Allí se celebra el impresionante Festival del Mundo Celta, donde la música de cornamusas y gaitas no cesa.
Fotografía principal: José Luis Cernadas Iglesias / Flickr.com